Responsabilidad Social Corporativa
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es la contribución activa y voluntaria de las empresas a mejorar el entorno social, económico y medioambiental, con el objetivo de mejorar así su situación competitiva, valorativa y su valor añadido.
La RSC va más allá de cumplir las normas medioambientales (cosa que se da por hecho), es llevar a cabo iniciativas propias para mejorar diversas situaciones tanto medioambientales como sociales. Buscan conciliar la eficacia empresarial con los principios sociales de democracia, autoayuda y apoyo a la comunidad. Una empresa es socialmente responsable cuando en su proceso de toma de decisiones valora el impacto de sus acciones a las comunidades, trabajadores y medio ambiente, e incorpora sus intereses en sus procesos y resultados.
Como ejemplo podríamos tratar la empresa inglesa Lush, que desde sus inicios ha luchado en favor de los animales y el medio ambiente.
Lush se distingue por no tener como proveedores a empresas que hagan pruebas en animales, aunque las hagan en productos que no les compran o se realicen para fines no cosméticos. Sus pruebas son hechas en humanos voluntarios, además solo utilizan productos naturales que tengan probada su seguridad. Así, todos los proveedores de Lush firman un acuerdo anual comprometiéndose a no probar en animales. Además, la gran mayoría de los productos de la marca británica son sólidos y no llevan ningún tipo de empaque, lo que ayuda tanto al ambiente como a la economía, ya que sus envases son mínimos y reciclables.
Desde 2007 utilizan palomitas de maíz en lugar de papel para rellenar los espacios en paquetes grandes que se envían por correo. Cuentan además con una política verde: 100% Aptos para vegetarianos. 80% Aptos para veganos. 67% sin conservantes. 46% Sin empaquetado.
Además, en varias entrevistas han confesado que realizan productos sólidos en lugar de líquidos porque los sólidos no necesitan conservantes, ya que éstos hacen que los líquidos se conserven por más tiempo e impiden que se estropeen. Matan a las malas bacterias pero también terminan con las buenas que trabajan protegiendo la piel. Además, los productos sólidos necesitan menos empaquetado.